La dudosa resurrección de Lázaro


Algo huele mal en Dinamarca. La milagrosa resurrección de Macri en las elecciones generales deja muchas dudas, y las sumatorias muestran un crecimiento que resulta sospechoso a los ojos de muchos.
De cualquier modo, los corrimientos de votos siempre son imprevisibles. En el terreno de lo verosímil, todo puede pasar. En el de lo verídico, ya es otra cosa. Habrá que esperar hasta el recuento definitivo para enterarse de hasta qué punto pudo haberse metido mano.
Resulta un poco chambón pensar que los ocho millones de votos de Macri en las PASO se incrementaron casi en un 30%, mediando un empeoramiento en picada de los indicadores económicos y sociales; pases de factura internos que hicieron evidente el requebrajamiento de la alianza gobernante; lapsus, fallidos y grotescos presidenciales al por mayor y una segunda línea que da la cara compuesta por lo más impresentable del gobierno.
Eso implicaría que Macri habría absorbido todos los votos fugados de Lavagna, Espert, Gómez Centurión y los partidos menores afines que se quedaron en las PASO por no haber alcanzado el piso de votos necesario, más la totalidad de la disminución de votos en blanco y anulados.
Entre los partidos que quedaron fuera estaría el MAS y sus casi 180.000 votos, que nadie espera que vayan al macrismo, pero teniendo en cuenta su posición por el voto en blanco, tampoco se podría garantizar que hayan ido masivamente al Frente de Todxs. Lo mismo los perdidos por el FIT en esta polarización salvaje que mostraron los resultados ofrecidos. ¿Adónde fueron estos votos? Por ahora, misterio.
El oficialismo no tuvo inconvenientes en poner su cara de piedra de siempre, lanzar estos datos a las nueve de la noche del domingo y sentarse a esperar reacciones. Si pasa, pasa.


Por el lado del Frente de Todxs, nadie salió en lo inmediato a pedir explicaciones. Por un lado, porque el objetivo mayor estaba asegurado. Por otro, quizá, se me ocurre (pienso, especulo, supongo, estimo), porque tampoco era conveniente repetir el clima de hecatombe del lunes siguiente a las PASO, con mercados descontrolados y un psicópata que si siente humillado puede hacer mucho daño.
¿Para qué, si en definitiva más temprano que tarde las redes, las organizaciones independientes y los que revisan el ticket del supermercado al salir de la línea de cajas se van a encargar en los próximos días de revolver el avispero?
Es posible que a partir de hoy empecemos a escuchar el rebote y los cuestionamientos a la manera en que se procesaron (¿y manipularon?) los datos. Ni Macri es Lázaro, ni nadie aquí ha convertido el agua en vino.
Finalmente, la única verdad es la realidad, y la realidad es que el recuento definitivo es lo que vale. Mientras tanto, otro round más para ir llevando a la mala bestia al corral del 10 de diciembre sin sobresaltos por el camino.



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