El sonido y la furia

 

Milei y la máscara de la tragedia. Fuente: latercera.com

Milei parece embarcado en el Papelón Tour, una maratón de zafarranchos que Capusotto y Saborido difícilmente hubieran previsto. El viernes 11 de enero descolocó a propios e indignó a ajenos con una extraña declaración triunfal: “Hicimos que la gente no tuviera pesos” para atenuar (presuntamente) la inflación, que fue del 25,5%. Debe ser la primera vez que un gobierno se vanagloria públicamente de que el Excel sea más importante que el estómago de sus votantes.

Se recargó durante el fin de semana y el lunes 15 se despachó con un hat trick.

Comenzó retuiteando una crítica a China, dos días después de que la canciller Diana Mondino hiciera de tripas corazón y se reuniera con el embajador Wang We, en un intento impúdico de enmendar su propia metida de gamba de cuatro días antes, cuando recibió a la embajadora de Taiwán, reunión que borró retrocediendo en chancletas y sin ponerse colorada para proclamar su fervor por “una sola China”, después de que el segundo socio comercial amenazara con exigir el pago del swap y dejar de comprar soja y carne.

Como se ve, un hallazgo de inconsistencia en el primer nivel de las relaciones internacionales con la principal potencia comercial del mundo. Habría que chequear si el sitio derechoso Coherencia por favor hizo algún comentario al respecto.

Así arrancó Milei la semana, pero inmediatamente, el mismo día, se conoció su respuesta en X a un perfil falso de Kicillof que explicita desde su mismo nombre y su descripción su condición apócrifa. Lejos de retractarse, la paparrucha siguió con dos nuevos posteos al gobernador.

Para terminar el día, posteó una felicitación a la Ministra de Seguridad Tirabombas Asesina de Niños –que más temprano había tenido que dar marcha atrás con la captura de la esperpéntica célula terrorista del peluquero, el profesor de ping-pong y el delirante que se decía miembro de la CIA– por apresar a un conductor de ómnibus que arrolló a un perro. Como si ambos no tuvieran cosas más importantes de las que ocuparse personalmente.

Dos conclusiones al fin de la jornada: 1) no fue un buen día de Milei en la red social de su venerado Elon Musk, y 2) el presidente pasa buena parte de su horario consumiendo boludeces en Internet.

Milei y la máscara de la comedia. Fuente: elcomercio.pe

Al día siguiente, martes 16, Francisco Sánchez –un oscuro legislador del Pro que pretendió ganar notoriedad haciendo declaraciones ofensivas hacia el Papa, el islamismo y el “sionismo internacional”, además de pedir la pena de muerte para Cristina Kirchner– fue designado… Secretario de Culto.

Finalmente, el miércoles 17 Milei hizo su entrée triunfal en Davos poniendo en ridículo al país entero, ante un variopinto público de multimillonarios que, no obstante ser objetivamente su platea ideal, asistieron con estupor a sus delirantes definiciones políticas, medioambientales y de género.

Sería gracioso si no fuera trágico.

 

Nieblas del Riachuelo

Y es que todo parece fuegos de artificio para distraer la atención de lo realmente trascendente, que es el elefante de medidas antipopulares y antinacionales que pretenden hacer pasar a vista y paciencia de todos.

(Para los que no lo conocen, el test de los pases de pelota es un buen ejemplo que pueden ver en https://www.youtube.com/watch?v=PbVYH8FCLvo.)

La pomposa denominación de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos para la monstruosa ley ómnibus que deroga de un plumazo decenas de leyes en vigor debe estar haciendo revolcar en su tumba al autor del texto fundacional de la Constitución argentina. Gastón Alberdi, su descendiente en quinta generación y ex compañero de viaje de Milei, hoy reniega de él y confirma que habla con ángeles de colores y perros muertos, como habían asegurado otros liberales que quedaron por el camino, como Carlos Maslatón y Diego Giacomini, y como ellos augura que esto “va a terminar mal”.

Pero la ley va a pasar, lamentablemente, ya que tendrán el número necesario de votos, contando los propios más los de los distintos bloques ponele que opositores nucleados en Juntos por el Cambio Chico (las grandes fortunas están reservadas a los grandes empresarios) más algunos peronistas filomenemistas. Las excepciones, si las hay, serán rigurosamente valoradas.

La apariencia es que la ley es lo suficientemente desaforada como para permitir la ficción de una negociación. Ejemplo: delegación de facultades al Ejecutivo por cuatro años, o sea la totalidad del mandato. ¡Barbaridad!, claman los defensores de la republiquita. Entonces acuerdan un año renovable, que es la barbaridad que se perseguía desde el principio.

Y los bloques que efectivamente van a oponerse, el Frente de Todos y la izquierda, presentan una estrategia defensiva, que se resuelve por la negativa. Pero no muestran una alternativa convincente, ni dentro del Congreso (donde hoy por hoy de cualquier modo sería inviable) ni de cara a la sociedad.

Inclusive el ensayo de una estrategia de fuerza a mediano plazo, como sería la morosa recopilación de yerros y excentricidades para declarar la incapacidad de Milei por insania al finalizar ese “período de instrucción”, tampoco es conveniente, ya que parece haber sido evaluada con anterioridad por quienes coincidieron en ungir a Villarruel como vicepresidente. El Financial Times, bien informado, tomó nota de esto y advirtió que tiene su propio proyecto político: “está lista para lo que sea” (“She is ready… for anything”). La pinza es perfecta.

 

Sombras nada más

En ese contexto, y en la orfandad en la que queda el campo opositor al proyecto libertario, sea del partido que fuere, por ausencia de liderazgo, cobra valor la voz devaluada de la CGT. No sólo porque convoca al paro, único gesto de capitalización de las manifestaciones espontáneas y caceroleos contra la política del gobierno, sino porque enuncia en boca de Pablo Moyano una pregunta que recorre a todo ese cuerpo social: “¿Dónde están Alberto, Cristina y Massa? Tendrían que reaccionar, convocar y estar enla calle”.

Y es verdad que existe tal nivel de desconcierto por ausencia de una dirección orientada que se cae en despropósitos desesperados, como el propuesto por el cineasta Adolfo Aristarain, de ganar la calle hasta que caiga el gobierno. Ni discursivamente, ni políticamente, ni institucionalmente se construye hegemonía desde la nada, por un mero acto de voluntad (individual). Si se quiere recurrir a la épica de los ’70, habría que ser consistente al menos en dos puntos: 1) evaluar las condiciones objetivas; y 2) emitir pronunciamientos sólo en función de un consenso colectivo.

Y además, a esta altura de los acontecimientos, debería inscribirse en un marco orgánico que considerara que si la batalla cultural no se formula en términos más consistentes, el argumento resulta contraproducente y el enunciador queda aislado, y estigmatizado como un lobo solitario. Por otro lado, desde el punto institucional, no hay contextos socioculturales para abolir el sistema, con lo cual es imposible hacer caer al gobierno en bloque. Una vez más: se va Milei, sube Villarruel; se va Villarruel, asume Bartolomé Abdala, Martín Menem, etc.

Diferente sería apuntar a una estrategia de desgaste y que el dominó de funcionarios en desgracia se genere solo. Pero para eso es necesario tiempo. ¿Que van a hacer daño entre tanto? Y, sí.

Pero hoy por hoy, con el Frente de Todos virtualmente acéfalo, será sumamente arduo reorganizar ese campo. Y antes que eso, valdrían también todas las reflexiones críticas posibles.

La reevaluación de lo que fue el fenómeno kirchnerista indica que no sólo es un capítulo cerrado, sino que también en su momento más virtuoso adoleció de limitaciones. Completó eficientemente una primera instancia de redistribución de la riqueza, pero no apuntó a transformaciones estructurales del país, que era la marca de nacimiento del peronismo, lo que terminó convirtiendo al proyecto en insustentable en el tiempo. Mayra Arena lo expuso con mucha precisión: “las transferencias económicas tienen que estar, pero si no estamos pensando después en cómo guiamos la inversión, lo que termina pasando es que esas transferencias se van por la canaleta, se termina yendo al gasto, que termina siempre reconcentrado en los mismos sectores”. Se puede ver una explicación un poco más completa:

Cierto anacronismo, mirando en retrospectiva, puede notarse ya en el discurso de Cristina Kirchner ante el G-20 en el 2011. Allí proponía “volver al capitalismo en serio”:

Con la miopía de tener los hechos encima, ningún observador agudo del momento podía ver con malos ojos tal propuesta, ni advertir lo que, pasados los años, resulta evidente para todos: después de la crisis del 2008, la financiarización se entronizó definitivamente en el sistema. No hay tal “capitalismo en serio”, contrapuesto a otro capitalismo trucho. El capitalismo es siempre capitalismo y avanza permanentemente. Por otro lado, “volver” a algún lugar en términos históricos no entrega nunca buenos resultados. La rueda no va hacia atrás. No se puede volver al capitalismo de los “gloriosos 30” como no se puede volver a la Argentina del 1900, como propone Milei.

 

Nostalgias

En una nueva versión de la división internacional del trabajo, ya no son los países centrales los que se ocupan de la industrialización y los periféricos de proveer materias primas y mano de obra barata o esclava. Ahora los países centrales se ocupan a nivel global del manejo financiero que, como se sabe, no produce nada material pero sí ganancias. ¿De dónde van a salir? Del lugar de siempre pero con más explotación y expropiación. Para las metrópolis ni siquiera es prioridad producir bienes de consumo pero funcionan como aspiradoras de riqueza a nivel global. La herramienta principal es la deuda, tanto a nivel nacional como personal. Y esto no tiene que extrañar, porque, ¿cuál es el motor del sistema financiero, sino las tasas de interés? Para Matt Bolton, la deuda es hoy la categoría social clave del capitalismo.

En tales circunstancias, cabe la reflexión sobre si el peronismo es aún vehículo para la felicidad de las grandes mayorías, cuando históricamente se fundó sobre una visión alternativa del capitalismo que hoy queda descartada por la dinámica en la conformación del sistema económico mundial.

El peronismo surgió en el momento de distensión económica de la segunda posguerra y en el marco de la Guerra Fría. Ambas condiciones permitieron una rendija de luz por la que filtrar un proyecto de capitalismo nacional para un país periférico que fuera eficiente en las décadas siguientes. Pero desde el fin de la Unión Soviética, al decir de Naomi Klein en La doctrina del shock, “el capitalismo se vio de pronto libre para degenerar en su forma más salvaje, no sólo en Rusia, sino en todo el mundo”, y es lo que ha venido haciendo cada vez más agresivamente desde entonces.

Hoy la democracia está en crisis a nivel global. La tensión entre Estado y capital desemboca en crisis desde siempre. “El poder público legítimo y eficaz es condición de posibilidad de la acumulación sostenida de capital; sin embargo, el impulso del capital hacia la acumulación ilimitada tiende a desestabilizar, con el tiempo, los poderes públicos de los cuales depende”, explica Nancy Fraser en Capitalismo caníbal. Pero esta tensión se vuelve insoportable con la transgresión de las legislaciones locales por la virtualidad de Internet, la demolición de los marcos jurídicos, la rebelión fiscal coordinada del gran capital y la percepción de que no hay límites, ni geográficos, ni políticos, ni éticos, que puedan detenerlo.

Plantear si se debe abandonar el barco del peronismo, encallado y semisumergido como se lo ve hoy para dar respuestas al momento, puede despertar el reclamo de nostálgicos y proclamadores de un agradecimiento y una lealtad mal entendidos. El agradecimiento se corresponde punto a punto con cada acción particular, no existe un movimiento del agradecimiento hacia el futuro. Y es válido agradecer por todo lo que se hizo, no por lo que ya no se puede hacer. La lealtad, por su lado, no es unilateral; se prodigan entre sí dos partes contratantes, y en el caso de la política, sobre la base de la eficiencia en el cumplimiento de lo prometido. Aquí no alcanzan ni la coincidencia ideológica ni la afinidad afectiva o moral. La izquierda argentina ha sido consecuente en su ideología por los desfavorecidos, en la honestidad de sus dirigentes, en sus intenciones de mejora de la sociedad. Pero no ha sido eficiente para trazarse un programa cumplible. Por eso no goza de la lealtad de las masas.

Eso no quiere decir que el peronismo no forme parte del patrimonio histórico de las luchas y reivindicaciones populares en Argentina, al igual que, pongamos, el Chacho Peñaloza, aunque hoy nadie se reivindique chachista.

 

El sonido y la furia

Este desierto es el que atravesamos ahora. Con un presidente desquiciado y una cohorte ad hoc. Muchos vieron en la foto de cadena nacional por el anuncio del decreto de necesidad y urgencia una caricatura de Los locos Adams.

Los locos Adams. Fuente: ambito.com

Y por otro lado, una oposición deshilachada, sin norte, sin ideas, sin guías, sin un proyecto con el que seducir y convencer.

Sólo se escucha el ruido blanco de las redes sociales, los cachivaches que los Milei, las Bullrich, las Mondino et al. producen mientras todo se sigue viniendo abajo.

La vida política del país, como diría Shakespeare en Macbeth, no es más que “un cuento contado por un idiota, lleno de sonidos y furia que nada significa”.

Esperando que no termine igual que la tragedia, será necesario adoptar la estrategia de Hamlet, plantearse el ser o no ser y fraguar planes, quizá simulando la propia locura.

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