Los aparecedores del Río Chubut
La aparición
de un cuerpo no identificado en el río Chubut disparó un desconcierto
generalizado en todas direcciones. La paranoia quedó reflejada, por el lado de
la fuerza política que ocupa el poder, en el acuartelamiento de fuerzas y la
concentración artillada de efectivos en torno a la Plaza de Mayo y el Centro de
la ciudad de Buenos Aires. La sospecha de una maniobra de apoyo a un golpe institucional planificado, mucho más orgánico que los alcances de cualquier movilización
espontánea (por multitudinaria que fuere), debió haber sido muy fuerte y
consistente para una exposición tan manifiesta de esos temores.
En el otro
extremo del arco político, arreciaron todo tipo de versiones; entre las más
peregrinas, que se trataba de una operación del Gobierno para suspender el
acto eleccionario del próximo domingo 22.
Era claro que, para todos y por un momento, la grieta se cerraba. Todos coincidieron,
más allá de las declaraciones prudentes a la prensa, en que la evidencia del
cuerpo había sido plantada allí recientemente, en un lugar que ya había sido
exhaustivamente rastrillado en más de una ocasión, en una disposición
suficientemente visible como para que no se tratara de un hallazgo, y ubicado río
arriba respecto de los lugares que tanto testimonios como perros entrenados
señalaran como el último en donde se podía seguir la pista de Santiago
Maldonado. Cualquiera entiende que ochenta días después un cuerpo no sólo no
puede permanecer en un lugar fijo en un curso de agua con movimiento; menos aún
puede remontar la corriente.
Lo desconcertante
es que, a cinco días de los comicios, el más perjudicado por la aparición es a
todas luces el Gobierno, que ya tenía bastante con las barrabasadas que sostuvo
en el tratamiento del caso Maldonado desde el principio. Ahora, con un nuevo
juez, los desmanejos no desaparecían pero por lo menos se conseguía algo de
aire para llegar como fuera al domingo de las elecciones. Bullrich y secuaces
fueron llamados a cuarteles de invierno, real y figuradamente. Sólo se
necesitaba dejar transcurrir la última semana sin que nadie hiciera olas.
El cuerpo no
sólo interrumpió la Pax Cambiensis
anhelada: favoreció nuevas torpezas por los incompetentes de siempre a la hora
de manipular las palabras, que lo hicieron como si en lugar de estar en un
quirófano mediático estuvieran en la sobremesa de un asado.
La reacción
temperamental de algunos sectores vinculados a organizaciones (Encuentro Memoria,
Verdad y Justicia y CORREPI) fue convocar a una marcha de repudio, y a muchos
nos pareció en un primer momento que la situación exigía tal respuesta
ciudadana. Primó la mirada más reflexiva de otras entidades (especialmente
Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, a través de Taty Almeida), priorizando
la decisión de la familia y esperando los resultados forenses. Indirectamente,
también era la respuesta política correcta. Una marcha se realiza para que el
pedido de respuestas que son negadas ocupe el centro de la escena. En este caso,
se trataba de ceder ese mismo espacio escénico al Gobierno, para que dé las
respuestas que ya de cualquier manera es imposible evadir.
Los exámenes de
los profesionales irán entregando respuestas técnicas respecto del cuerpo
hallado. Identidad, causas y fecha estimada del deceso, características de su grado
de descomposición. Datos y señales que tendrán que ir hilvanando concatenaciones
causales, cronologías, cadenas de mandos y ejecutores materiales en orden
inverso, en un recorrido inevitable que ahora tiene una única dirección.
¿Cómo
apareció ese cuerpo allí? Si se comprueba que es Santiago Maldonado, ¿quién fue
el ejecutor de la sustracción de una persona, su desvanecimiento en la nada
durante dos meses y medio, y la aparición de su cadáver, mágicamente, justo
antes de las elecciones?
Los actores
posibles en la ocasión, a ojos vista, no fueron más que los mapuches resistentes
en el Pu Lof que cortaban la ruta y la Gendarmería. En ese sentido, era un
territorio descontaminado de terceros factores. El lugar es lo suficientemente
inhóspito y deshabitado como para sospecharlos sin volver a caer en ridículos
ya superados, como las vinculaciones como las FARC o el ISIS. Por tanto, quedan
mapuches y Gendarmería.
De ambos, en los
mapuches no se encuentran móviles para la eliminación de Maldonado. ¿Por qué
razón atacarían a una persona que se aliaba a sus escasas fuerzas? ¿Por qué
eliminarían un apoyo valioso? Se pueden ensayar otras
hipótesis: no fueron ellos los responsables de una agresión, pero lo rescataron
muerto o mortalmente herido y guardaron su cuerpo para utilizarlo en el momento
oportuno. Tal parece la lógica del allanamiento ordenado hace un mes atrás por
el primer juez del caso, Guido Otranto, en el Pu Lof. Los resultados negativos
representaron el canto del cisne para su intervención en la causa, y a los
pocos días era reemplazado por Guillermo Lleral.
Aún suponiendo
los peores escrúpulos en la comunidad mapuche, resulta altamente improbable que
cuenten con los medios y la logística necesarios para lograr un ocultamiento efectivo
y prolongado frente a todo el aparato del Estado: investigadores
especializados, coordinación interdisciplinaria, fuerzas entrenadas, drones,
recursos de geolocalización, tecnología digital, etc. Tal invisibilización sólo podría ser posible en caso de una manifiesta incompetencia (más…) del mejor
equipo de los últimos cincuenta años, lo cual no sería una buena noticia.
Si las
hipótesis mapuches se descartan, sólo queda la Gendarmería como agente posible
en la desaparición de Santiago Maldonado. Lo cual, obviamente, es una noticia
mucho peor.
Pero no
acaban aquí las tribulaciones del Gobierno. Si fue la Gendarmería, no sólo
deberá volar por los aires el Pato y su cría, en vuelo migratorio, sino que se
abre un nuevo interrogante: ¿qué estofados se están cocinando para que esto
pasara justamente ahora? ¿Por qué
ahora y no dentro de una semana? ¿Para quién es la factura? ¿Alguien está
interesado en iniciar la temporada de Pato? ¿En dañar desde adentro? ¿Hay fuego
amigo?
Dos cosas
quedaron en evidencia, sea o no sea Maldonado, haya o no haya sido plantado.
La primera, que todo el zafarrancho puso de manifiesto,
desde el principio, la ineptitud de Bullrich, inaugurada en el Senado, a quince
días de la desaparición, cuando declaró que no
iba a cometer la injusticia de tirar un gendarme por la ventana para sacarse
responsabilidades. No se trataba de tirar un gendarme por la ventana, se
trataba de investigar los hechos, y los hechos involucraban a la fuerza. Era un
razonamiento simple que, aparentemente, no estuvo al alcance de Bullrich. A partir de ahí, ya todo fue de mal en peor.
La segunda: ¿por qué el Gobierno insiste en sostener a Bullrich y su inacabable cadena de despropósitos? ¿Para no mostrar
una imagen quebradiza en tiempos electorales? ¿Porque el involucramiento directo
e innecesario del lenguaraz Noceti –mano derecha de la ministra y segundo en
jerarquía en el Ministerio de Seguridad– en el procedimiento ordenado por el
juez revela que la trazabilidad del caso estaba celosamente encargada desde el
más alto nivel del poder político? ¿Qué alineamiento e intereses destinaron fuerzas
de seguridad y recursos de máximo nivel para dar satisfacción al reclamo
patrimonial de un particular, algo tan fuera de orden con la agenda del Ejecutivo Nacional de cualquier Estado?
Queda a la
vista la fragilidad e indefensión ciudadana frente a los poderes fácticos y
corporativos, aquellos que Cambiemos había logrado instalar como benévolos benefactores sociales. Bueno, no es así: se han instalado en el poder para conseguir sus
fines. Como diría el almirante Massera, más
allá o más acá de la muerte, si es preciso, a fin de garantizar la protección
de sus intereses que, alegan tergiversando deliberadamente, son los de la patria. Y de
ahí, en inquietante viaje directo nos vamos a Videla, y aquello de que en Argentina deberán morir todas las
personas necesarias para lograr la seguridad del país. ¿La seguridad de qué país? ¿El país de quiénes?
Muchas
máscaras van cayendo, y muchas más están prontas a caer en este doloroso,
pesadillesco, desolador episodio de nuestras miserias nacionales. No es bueno para
nadie, y nadie se va a beneficiar del hecho de que los aspectos menos elegantes
de la gestión del Presidente del país queden asociados a circunstancias tan siniestras.
Por desgracia,
el rey está desnudo. Todos pueden verlo.
En éstos momentos, es tal vez uno de las mejores opiniones que he escuchado hasta el momento, y confieso que estoy intentando no "informarme" (sic) para no contaminarme de estupideces, de vanales teorias ("teorias!!!!????).
ResponderEliminarVuelvo siempre sobre lo mismo: la "carroñera e impune necesidad de los medios a sostener este tema ad neuseam" para un absurdo raiting...
Ojalá hicieran como dijo su hermano Sergio, desde su dolor: "pongan música" (no hay nada que decir)
Es un tema porque el problema es justamente ése: no tienen nada para decir y tienen una programación de 24 horas en un género-nicho como es la información.
EliminarHay quienes sostienen que Gendarmería está haciendo esto para acuartelarse. A mí me parece una teoría un poco arriesgada, pero creo que está clarísimo que a alguien le están haciendo pagar muy caro un favor.
EliminarMuy bueno el blog, Carlos.
Es terrorífico ver la manipulación de la información por periodistas renombrados que ocultan información, la niegan ó símplemente la pasan por alto para contar otra historia, completamente diferente; el grado de operatoria es alarmante
EliminarNo sé si es el lugar adecuado, para describir lo que siento, pero tengo que decirlo: siento una profundísima tristeza y una enorme piedad por el sufrimiento por la familia de Santiago; el resto son banalidades de una forma de pensar mediocre que sólo responde a intereses corporativos y en la que tratan de inundarnos. El silencio respetuoso es la mejor de las ofrendas.
ResponderEliminarPobre patria! Casi temerosa de conocerse a sí misma. No puede ser llamada nuestra madre sino nuestra tumba, donde nadie sonríe excepto quienes no saben nada; donde los suspiros y los lamentos y los gemidos que desgarran el aire se elevan sin que nadie los advierta, donde el dolor violento parece un éxtasis moderno. Doblan las campanas y nadie pregunta quién murió y la vida de los hombres buenos expira antes que las flores que, sin enfermar, mueren. (Macbeth).
ResponderEliminarShakespeare siempre parece que escribiera para el momento presente
EliminarDomingo de elecciones. En Argentina se consolidó un proyecto que van a pagar nuestros hijos y nietos; en Japón también de elecciones, de elige continuar con un gobierno que busca modificar la constitución para re-militarizar al país. No dudo que entre uno y otro polo del mundo estén ocurriendo cambios similares.
ResponderEliminarYa no nos queda mucha "fe" en la democracia (o "esperanza", si se quiere usar un eufemismo). Pero lo peor es en realidad la falta de pruebas científicas, históricas y concretas de que ésta funcione para algo. ¿Tenían razón Georges Duby y Umberto Eco cuando dijeron que vivimos en una nueva Edad Media?