Vallaron el Congreso, pero el que está cercado es el gobierno


El gobierno se fue cerrando caminos y eligió fugar hacia adelante, lo cual nunca es una buena decisión. Sobre todo, porque las altas velocidades producen pánico. Y las reacciones de pánico degeneran en locura. Si no, ¿cómo puede explicarse que el Ejecutivo Nacional disponga alrededor del palacio legislativo un dispositivo policial que tenía todas las apariencias de un estado de guerra? ¿Acaso el Legislativo le solicitó que lo haga? Dado que no fue así, ¿no es una violación flagrante de la independencia de poderes de cualquier estado democrático? ¿Cómo se explica que, para agravar la situación, las fuerzas de represión agredan a diputados democráticamente electos? ¿No deberíamos estar hablando con absoluta propiedad de una democracia condicionada o restringida, dadas todas estas condiciones?
¿A quién se le ocurre sacar una ley de esta envergadura con fórceps? ¿Para qué reprimir de una manera salvaje e indiscriminada, con una fuerza de choque desmesurada, a vista y paciencia de todo el mundo, con gases y balas? ¿Para qué una puesta en escena filmada con miles de cámaras y transmitido en tiempo real por canales de televisión, redes sociales y todo tipo de medios? ¿Para qué exagerar la cacería hasta límites ridículos, persiguiendo con treinta o cuarenta gendarmes a cada persona suelta, para finalmente encerrar a las fuerzas de represión en un callejón sin salida, ya que la gente no se retira y, por el contrario, los ánimos se exacerban, y por lo tanto se eterniza la tensión sin que sepan cómo desactivarla? En el momento en que escribo, 20:45, todavía no se sabe cómo va a terminar, cuando hace más de cinco horas que se levantó la sesión. Durante más de cinco horas el gobierno siguió pagando costo político de una manera completamente gratuita.
El asunto es el siguiente: para cualquiera con dos dedos de frente y que viva en este país no hacía falta demostrar que la gente no iba a ir para atrás, por más efectivos que pusieran, sabiendo como se sabía la cantidad de personas que se iban a movilizar. Por lo tanto, el recurso de infundir miedo por la ostentación y el empleo de la fuerza no funciona. ¿Qué van a hacer si hay una nueva situación de este tipo? ¿Comenzar a matar gente?
Empezaron intentando el globo de ensayo de Bonadío con Cristina Kirchner. Una cortina de humo para distraer que no tuvo ninguna efectividad. Hay quienes suponen que fue un acto imprevisto de Bonadío. ¿Es creíble esto? Aún si la iniciativa no hubiera surgido del gobierno, ¿no tenía modo de impedirlo, o al menos de tener un conocimiento previo de la medida y eventualmente presionar para manejar los tiempos políticos? No, no es creíble.
¿Cuál fue el resultado? Fortaleció la figura de Cristina Kirchner, que insólitamente se constituyó, por obra y gracia de la torpeza de la administración, en inesperado eslabón de unión entre más sectores que los que en principio la respaldaban.
Trascartón, el inicio de la militarización por la reunión de la OMC. También innecesaria, y que genera malestar creciente por los trastornos y porque, digámoslo de una vez, los uniformes de combate, los pertrechos y los elementos de combate no resultan simpáticos a nadie. Y encima, los resultados de ese encuentro fueron igual a cero. ¿Algún beneficio?
Adelantar el tratamiento en diputados, después de la manifestación popular gigantesca que enmarcó la sesión en senadores, fue otro acto de torpeza. En lugar de desensillar y poner paños fríos, terminaron de galvanizar a la oposición. Y encima, al jugarse a todo nada y tener que levantar la sesión, no sólo la unificaron, sino que la fortalecieron. Para no hablar del papelón impresentable de los diputruchos.
Finalmente, con el anuncio de sacar la reforma por decreto de necesidad y urgencia, de manera enloquecida, en plena desesperación, con filtraciones a la prensa y sin versión oficial, convierten a Carrió en árbitro de la situación y en la nueva figura fuerte del gobierno, en detrimento de Macri, permitiéndole saltar de vereda con total cinismo y sentido de la oportunidad.
Hasta disimularon la tibieza de la CGT, ya que les regalaron también la oportunidad de salir del brete sin despeinarse. Era bastante fácil escapar limpios echándole la culpa al gobierno de reprimir, traicionar lo conversado e implementar una medida insconstitucional, cuando todo eso es verdad.
El gobierno entró en pánico y perdió definitivamente un rumbo que nunca fue muy firme. Bullrich debería renunciar de una vez. Carrió se constituye en oposición interna. La oposición está ensayando una incipiente unificación. En definitiva, se acabó el marketing. Las torpezas habían comenzado hace mucho, pero ahora están en todo su esplendor.



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